domingo, 9 de enero de 2011

LA TROVA YUCATECA

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño
Escuela de Artes Plásticas
(Ex Claustro de Santa María de Gracia)
      
 FORMAS MUSICALES DEL FOLCLOR MEXICANO

TROVA YUCATECA

  



Rossana Godinez Quezada
                 Alejandra Nayeli Calderón Santos
PRESENTACION
Elegimos esta forma musical porque nos parece muy interesante ya que la trova yucateca ha sido un hibrido de varias corrientes musicales latinoamericanas, y que estas a su vez tienen un origen africano, vemos a la trova yucateca como una evolución de la música africana que conlleva una intelectualización a partir de los músicos y poetas yucatecos. Además, ¿A quien no le gusta una serenata romántica?
      Los que se beneficiarían con esta investigación serían los estudiosos de la música, así como de la literatura y del arte en general, ya que es un estilo musical de la Republica Mexicana que comparte un lugar importante con otros estilos como el huapango, el mariachi, el bolero, el son, etc.
      El beneficio principal es que habrá una comprensión general de las raíces de los géneros musicales que han influenciado en este país. Así como complementar el conocimiento general de la música tradicional mexicana, en particular la trova yucateca.
Trova yucateca
Con el nombre de trova yucateca se denomina a ciertos aires musicales mestizos típicos de Yucatán, México, cuyo origen se remonta a finales del siglo XIX y principios del XX. Fruto de una cultura literaria y musical este género floreció en Mérida, -capital del estado- entre 1900 y 1940. La tradición de lo que hoy conocemos como trova empezó en el oriente de Cuba, pero hubo un desarrollo paralelo en varios países de América Latina, incluyendo a Puerto Rico, Colombia y México.

Marco histórico conceptual de la trova yucateca.
Música afro: géneros cultivados por los primeros esclavos y relacionados a los rituales religiosos traídos de África.
Música afrocaribeñas: Combinación de ritmos africanos y adaptaciones realizadas en las zonas caribeñas colombianas. En Colombia este ritmo se desarrolla en la costa atlántica principalmente en Cartagena-Bolívar.
Clave: Base musical de la música afrocaribeñas bambuco y bolero
Bambuco: Ritmo y danza colombiana de raíces de la época de las conquista y la colonia en la región andina de Colombia
Bolero: Son identificables en el genero algunos elementos rítmicos en forma de composición que aparecieron en el folclore cubano durante el s. XIX como el danzón y la habanera.
Danzón: Derivado de la danza criolla creada por el compositor matancero Miguel Failde y Pérez en 1879, no es mas que el aumentativo de danza, aquel colectivo de figuras.
La Habanera: originario de cuba a finales del siglo XIX
Trova Yucateca: Finales del siglo XIX y principios de s XX
Los trovadores de Yucatán
      En el extremo sur de la república mexicana encontramos el peculiar  sonido de la “trova”; término que se usa para definir un estilo de canto popular que tuvo auge a principios del siglo XX. Las serenatas musicales estaban de moda y el estilo de cantar a dueto con acompañamiento rítmico de guitarra, evolucionó como un verdadero arte popular.
      Empapadas en el rico romanticismo de finales del siglo XIX, las canciones trovadorescas combinaban la poesía lírica con primordialmente tres ritmos del caribe, tales como: el bambuco, de origen colombiano; el bolero, de ascendencia cubana, y la clave que es una reelaboración del pasillo colombiano.
El bambuco es una danza y un género musical colombiano autóctono, considerado uno de los más representativos de ese país, tanto que ha llegado a ser reconocido entre los emblemas nacionales y como parte del folclore de esta nación. Este género musical que se expandió desde el suroccidente de Colombia (departamento del Cauca), hacia el sur (Ecuador y Perú) y hacia el nororiente (departamentos de Antioquia, Tolima, Cundinamarca, Boyacá y Santander), logró en menos de 50 años, convertirse en la música y danza nacional, pasando del anonimato de la música rural, a ser considerado símbolo nacional. llega a Centro América, las Antillas y México, principalmente debido a las giras de Pelón Santamarta por esas tierras, con su dueto “Pelón y Marín”, quien después de varios años de residencia en Yucatán, siembra en los músicos de la península mexicana el interés por nuestro bambuco, logrando el surgimiento de una serie de conocidos bambucos mexicanos, con la forma exacta del colombiano.
El Bolero es un género musical con origen en Cuba y desarrollado en varios países hispanoamericanos como México, Puerto Rico, Colombia, Perú y Venezuela , siendo popular en todos países hispanoamericanos.
Con la Trova Cubana resurge este término, ahora con características propias, para designar a una música unida siempre a textos y concebida eminentemente para ser cantada y a través del canto, expresar sentimientos e incluso criterios y conceptos acerca de la vida en general y del amor muy en particular La pieza titulada ‘Tristezas’, de Pepe Sánchez es el primer bolero cubano que reporta la historia, el cual no se parecía en nada a aquel llamado ‘bolero español’ cuya presencia data en Cuba desde el siglo XVIII.
Los más importantes compositores de la Trova Tradicional compusieron una buena cantidad de piezas con este ritmo. Durante esa etapa, que abarca las primeras décadas del siglo XX, se puede particularizar a este género con fisonomía propia, dada especialmente por la presencia del cinquillo, constituyéndose un ritmo que fusionó perfectamente elementos hispánicos y africanos. Se puede hablar con propiedad de un bolero tradicional o trovadoresco diferente al que años más tarde sería más difundido y reconocido internacionalmente.
Los primeros intérpretes de la trova yucateca que alcanzaron la fama fueron Chan Cil, Ricardo Palmerín y Guty Cárdenas, quienes difundieron la música de la península yucateca y en los núcleos urbanos del México de principios del siglo pasado.
La Clave Patrón rítmico que sirve de espina dorsal en la música afro caribeña. Usualmente la misma tiene dos direcciones – 3/2 ó 2/3 y se puede tocar además en sentido de 6/8. Hoy en día el concepto de clave se ha desarrollado a tal grado que se pueden encontrar claves con pulsaciones irregulares tales como 5/4, 7/4 y 14/8 entre otros.
Debido a sus raíces africanas, es fundamentalmente diferente a los ritmos cuadrados que dominan mucha de la música europea.
Hay dos tipos de modelos de la clave asociados con la música popular (secular); la clave del son y clave de la rumba. Otro tipo de clave - la clave 6/8 - se origino de varios estilos de la música sacra en la parte oeste de África.

Instrumental

El conjunto tradicional de la trova yucateca es el trío, compuesto por una guitarra que lleva la rítmica, el Tololoche (guitarrón bajo) y el requinto, un cordófono de seis cuerdas más pequeño que la guitarra común y con un sonido más agudo. De la década de los 50´s, por popularización en particular del trío Los Panchos el trío yucateco se modifica a una configuración de 2 guitarras y un requinto, pero a partir de mediados de los 90´s las nuevas generaciones de tríos han reincorporado en su mayoría el bajo, si bien como Tololoche, Contrabajo o Guitarra Baja, tratando de rescatar el sonido rítmico yucateco en yuxtaposición al sonido melifluo del bolero del centro del país.

Serenatas

Es ya una tradición el que se den serenatas de trova yucateca a la amiga, a la novia, a la hija, a la madre. En Mérida (Yucatán), al anochecer, se dirigen los que quieren "llevar" la serenata a la Plaza Grande de la ciudad, para encontrar y contratar al trío de su predilección, - a escoger entre varias agrupaciones de diversos timbres vocales, repertorios y vestimenta - para transportarlos a la casa de la homenajeada a fin de ahí deleitarla -a ella y al vecindario- con un concierto de cinco o seis canciones. Del mismo modo, también es ya tradición, los jueves por la noche, concurrir a la Plaza de Santa Lucía en el centro de la ciudad de Mérida, para escuchar la serenata semanal que se ofrece gratuitamente para el público local y foráneo que concurre al sitio en buen número.

Museo de la canción

Hay, también en la ciudad de Mérida, un Museo de la canción yucateca en donde se reúne y expone la historia y peculiaridades de la trova y en general de la música regional, fundado por la señora Rosario Cáceres, nieta del creador de la trova yucateca, Cirilo Baqueiro Preve (Chan Cil). Ahí, además de loarse a los poetas, compositores e interpretes de este género musical se hacen representaciones públicas permanentemente.
      En aquellos tiempos en que no había radio, existían trovadores trashumantes quienes escribían e interpretaban esas canciones vernáculas. Algunos de ellos llegarían a ser figuras legendarias en la historia de la música popular latinoamericana.
    En México, las canciones de la península de Yucatán, conocidas popularmente como “trova yucateca”, pertenecen a esa categoría. Se consideran un verdadero tesoro nacional. Fueron el fruto de una cultura literaria y musical que floreció en Mérida entre 1900 y 1940, tiempo en que las serenatas y veladas artísticas formaban una parte integral de la vida social en aquella ciudad.
    A diferencia de las canciones populares en otras partes de la república mexicana, las canciones yucatecas utilizaban ritmos cubanos, tales como la clave, el bolero y la habanera y el bambuco colombiano. Éstos son los ritmos fundamentales para la mayor parte del repertorio de la trova yucateca. En 1909 Luis Rosado Vega, uno de los más destacados poetas meridanos, publicó el primer cancionero netamente yucateco, que contenía 31 canciones. Algunas de ellas eran en realidad colaboraciones entre yucatecos y colombianos, muestra de un desarrollo paralelo entre la trova yucateca y la trova colombiana a principios de siglo. De hecho, es notorio que algunas canciones populares de Colombia llevan letra de poetas yucatecos, un ejemplo popular es el bambuco “La Espina” que tiene letra del mismo Luis Rosado Vega:
Dicen que cuando murió
tan pura y tan bella era
que hasta la misma madera
de la caja floreció.
    Algunos de los trovadores y poetas retratados en el cancionero de Rosado Vega son Cirilo Baqueiro (conocido por su apodo maya Chan-Cil), Fermín Pastrana (Huay Cuc), Fernando Juanes Gutiérrez (Milk) y el Dr. José Peón Contreras, quien fundó el Teatro Principal de Mérida. El cancionero fue un intento de preservar lo que había sido hasta entonces una tradición oral, con canciones inéditas aprendidas solamente de oído por los trovadores quienes se acompañaban magistralmente con la guitarra. Algunas crónicas de la época escritas por visitantes a la ciudad de Mérida, nos cuentan de esos trovadores olvidados, sus hermosas y exóticas melodías, y su destreza para acompañarse en la guitarra.
      La isla de Cuba también participaba en ese importante intercambio musical con la península de Yucatán, siendo La Habana el más próximo centro urbano a la provincial Mérida de aquel entonces. La trova cubana estaba en su plena época, y compositores como Manuel Corona, Sindo Garay, Alberto Villalón, Eusebio Delfín y Rosendo Ruiz creaban cientos de inspiradas canciones que llegaban a la península de Yucatán. Y los trovadores yucatecos incluían muchas de estas canciones cubanas en sus repertorios.
      Fue en los años ’20 que la trova yucateca tuvo su época de oro, cuando toda una generación de compositores, poetas y trovadores penetrados por las ricas tradiciones literarias y musicales de la península, llegaron al auge de su creatividad artística. Mérida experimentó una explosión de creatividad musical cuando compositores como: Ricardo Palmerín Pavia, Pepe Domínguez Zaldívar, Enrique Galaz Chacón y Guty Cárdenas Pinelo combinaron sus talentos con los mejores poetas de la región: Rosario Sansores Pren, Ermilo Padrón López, Ricardo López Méndez, Manuel Díaz Massa y José Díaz Bolio, por nombrar solamente algunos.
      Augusto Cárdenas Pinelo, (1905-1932). Guty Cárdenas, fue tal vez el más grande de los trovadores y compositores yucatecos en los inicios del siglo XX. Muerto prematuramente a la edad de 26 años al ser asesinado en la Ciudad de México, influyó de manera indeleble en el desarrollo y la evolución de la música yucateca. Chalín Cámara fue su compañero de trova y su "segunda" voz en un dúo clásico que integraron. Su magnífica y memorable creación “Flor” es la primera grabación que Guty Cárdenas hizo en Nueva York con acompañamiento de su guitarra, la canción es una muestra de su enorme talento como compositor, guitarrista, y cantante. En la misma ciudad grabo entre otras, los bambucos “Nido sin alas” y “Yo no quiero que llores” ambos de Ricardo Palmerín, acompañado por el legendario guitarrista yucateco Juárez Harmodio García. Guty Cárdenas musicalizó los más hermosos versos de poetas yucatecos y mexicanos de la época como: Antonio Mediz Bolio, Ricardo López Méndez (El vate), Luis Rosado Vega, Ignacio Magaloni, Antonio Plaza, Ermilo Padrón López, Federico Gamboa (hijo). 
 

      

 Ricardo Palmerín Pavía (1887-1944) tuvo el mérito de haber aprendido y puesto en boga en la península de Yucatán el ritmo del bambuco, el cual nos llegó de Colombia con el de Dueto Pelón y Marín a fines del Siglo antepasado. Palmerín fue una de las figuras cumbres de la música yucateca y sirvió como ejemplo de muchos trovadores que le sucedieron.


Pepe Domínguez Zaldívar (1900-1950) merece mención aparte, pues fue el más versátil de los trovadores de su época. Siendo a la vez músico y poeta, dio sus letras a otros compositores como Chucho Herrera, con quien escribió el bolero “Yo te quiero”. Su musicalidad no tenía rival y su producción fue abundante en géneros y en cantidad.


 
      

Mientras muchas composiciones yucatecas se pueden clasificar como “canciones de amor”, no todas caben en esta categoría. Muchas de ellas siguen tendencias establecidas en la poesía romántica a finales del siglo XIX: trágicas, melancólicas, con abundantes referencias a la naturaleza. Algunas son alegóricas, como es el caso en “Murió sin una lágrima”, “El beso”, “Las aves” y “Nido sin alas”. Otro ejemplo es “Mano pequeña y blanca”: 
Mano pequeña y blanca, con palidez de cirio,
que gustas de los hondos temblores del martirio; tus uñas sonrosadas clavan mi corazón
como un arbusto frágil, como un arbusto en flores
se arrancan de mi vida los últimos amores,
las últimas caricias de mi única  ilusión.
      “Blanca casita de mis amores”, una de las canciones que aparecen en el cancionero de 1909 de Luis Rosado Vega, es una nostálgica reminiscencia de días mejores.
      El estilo de cantar a dueto de los viejos trovadores, es muy diferente a lo que después se popularizó en los años ’50 con los famosos tríos panamericanos. En la trova tradicional, la melodía se dividía en primera y segunda voz; la segunda manteniendo una fuerte presencia mientras desarrollaba una línea melódica en acompañamiento a la primera. Según iba evolucionando este estilo, las canciones a veces fueron compuestas para dos voces, con dos distintas melodías y, en algunos casos, dos distintos textos cantados al mismo tiempo. Los intérpretes fueron conocidos por sus habilidades como primero o segundo, mientras algunos se destacaban como guitarristas acompañantes.
      Los trovadores cubanos empezaron a viajar a la ciudad de Nueva York allá por 1909, con el fin de grabar para las casas disqueras americanas; los yucatecos no habían de hacer viajes parecidos hasta finales de los años ’20. La Ciudad de México fue el primer destino para ellos quienes venían en busca de mejores oportunidades en el campo de la música. Pero ese viaje significaba una semana de pasar por malos caminos, cruzadas de ríos, un vapor hasta el puerto de Veracruz, y después el tren hasta la capital. Había en el Distrito Federal un ambiente bohemio y artístico que atraía músicos de muchas partes de la república, pero sus labores no fueron bien pagadas, y los cantantes yucatecos no fueron siempre bien recibidos en el show business capitalino. Muchos de ellos se reunían en un bar llamado El retirito, que era de su paisano Pepe Martínez. Allí esperaban a ser llamados para cantar serenatas.
      Ricardo Palmerín había formado un grupo llamado Cancioneros yucatecos Palmerín, que gozaba cierta popularidad, y Pepe Domínguez de pronto llegó con su Quinteto Mérida; sus grabaciones de Quiero de Enrique Galaz, Fuente serena de Ricardo Palmerín y Lirio blanco de Pepe Domínguez, son ejemplos clásicos del género. Pepe Domínguez también hizo grabaciones a dueto con Felipe Castillo, cantando su creación inmortal Pájaro azul.
      Otro grupo, el Quinteto Yucatán, dirigido por Sergio N. Pérez, se distinguía por las voces de Ricardo Marrero y Carlos Salazar, y su excelente conjunto de cuerdas. Estos quintetos usaban mandolina o requinto, guitarras, y el bajo yuca, un instrumento netamente yucateco que se toca en posición sentado, como si fuera un violoncello.
      Otro destino común para estos trovadores fue la ciudad de San Antonio, Texas, donde hizo grabaciones el enigmático Dueto Medi-Salas (Medina y Salas) en 1928. Su repertorio interesantísimo consistía en canciones yucatecas y cubanas, y su estilo de cantar a dos voces era una pura y auténtica manifestación de la clásica trova yucateca. Tan completo es el conjunto de estas dos voces que se necesitó solamente una guitarra como acompañamiento. Su versión del bolero Mano pequeña y blanca de Andrés Acosta, El Tucho, es extraordinaria. Casi nada se sabe de ellos. Aparentemente se separaron después de hacer estas grabaciones en 1928; Medina, formando un trío con otros cantantes yucatecos —Lara y Novelo—, también en San Antonio. El mismo año grabaron el bambuco El nazareno de Ricardo Palmerín. Eulogio Salas después hizo dueto con Andrés Herrera, y grabaron un largo repertorio que incluía canciones rancheras y corridos.
      De semejante carácter es el dueto Los peninsulares, Luis Canto Sierra y Abdón Alak, quienes interpretaron El beso de Sindo Garay. También en la lista de trovadores yucatecos que grabaron discos en San Antonio Texas está Arturo Larios, quien interpretó el bolero Las aves de José del Carmen Barea, acompañándose magistralmente en la guitarra. De él sabemos que estuvo presente en el Salón Bach en la Ciudad de México la trágica noche en que asesinaron a Guty Cárdenas. Es uno de los grandes valores de la trova yucateca que ha sido prácticamente olvidado.
      Rubén Darío Herrera, compositor y arreglista yucateco, trajo un trío de excelsos trovadores a la ciudad de Nueva York en 1929: Francisco Alpuche, Chucho Ferreiro y Daniel Tenorio. Su versión de la lujosa y erótica canción Claveles, bambuco de Ricardo Palmerín y Manuel Machado y Ruiz, es una joya.
      Y a la postre tenemos otros dos legendarios trovadores: Santiago Manzanero y Ramón Peraza, quienes fueron los primeros en llevar al disco un bambuco de Enrique Santos Chocano y Armando Camejo llamado El jaguar. Esta obra fue grabada en San Francisco, California, el 2 de abril de 1928, y sigue siendo una de las clásicas del género.
Santiago Manzanero Manzanero, trovador y compositor yucateco, nacido en 1904. A principios de los años veinte ya era miembro del gremio de trovadores que se reunía en el parque del barrio de San Cristóbal. Formó su primer dueto con Ramón Peraza, iniciando con éste, en el año de 1926, una nueva gira por varios estados de la república mexicana (Campeche, Veracruz, Oaxaca, Colima, Sonora y Baja California). Sin más recursos que su propia guitarra y su arte, iban haciendo escalas en varias ciudades mexicanas para abastecerse económicamente y proseguir su travesía. En el año de 1927 y el dueto se encontraba en la ciudad de Tijuana donde actuó por espacio de seis meses en Centros nocturnos y Cabarets. Para el año de 1928 ya se encontraban estos trovadores ejecutando su arte en el Estados Unidos actuando en Arizona y en Los Ángeles, California. La compañía OKEY los contrató para grabar tres discos, pasando luego a formar parte de los artistas exclusivos de la compañía discográfica Columbia.
      En la década de los 50as motivado por la popularidad -en particular- del trío Los Panchos, el trío yucateco se modifica a una configuración de dos guitarras y un requinto.
Trío Los Panchos formado en la ciudad de Nueva York en 1944, donde los mexicanos Alfredo Bojalil Gil mejor conocido como "El Güero" y José de Jesús Navarro Moreno, mejor conocido como "Chucho Navarro", junto al puertorriqueño Herminio Avilés Negrón, de nombre artístico "Hernando Avilés", decidieron unir sus talentos e innovar el género de los tríos cantando a tres voces y tres guitarras. Después de 49 años de carrera, el trío Los Panchos deja un legado de aproximadamente 1122 canciones sin contar grabaciones o transmisiones radiofónicas, presentaciones en TV, además de haber grabado en diferentes idiomas además del español, como inglés, japonés, árabe, tagalo, griego e italiano así como haber incursionado en diversos géneros musicales como el tango, country, vals peruano, pasillo, son, rumba, mambo, guaracha, cha cha chá, joropo, merengue, clave, guaranía, galopa, blues, cueca y pasaje venezolano.


 
      Así partir de la segunda mitad del siglo XX hay otra generación de destacados trovadores que iluminan el firmamento artístico musical de Yucatán. Sobresale la obra de Ermilo (Chispas) Padrón López y de Pastor Cervera Rosado, llamado por el vate López Méndez “el último bohemio”. También figuran de manera destacada Enrique (Coqui) Navarro y Juan Acereto Manzanilla

Pastor Cervera Rosado, (1915-2001) fue un excepcional caso de compositor nato que creó un estilo propio de múltiples inflexiones musicales. Sus canciones, todas dotadas de una delicada inspiración, invariablemente halagan a la mujer. Cervera ha sabido cobijar a la canción yucateca de las inclemencias de un clima que ha corroído tantas otras cosas nuestras. Si la canción tradicional yucateca ha sabido sobrevolar todas las dimensiones del espacio y del tiempo, haciéndose siempre joven a la presencia de las nuevas generaciones, -siempre actual- la canción de Pastor Cervera, la suya, la que bien podría ser titulada como “el punto final de un romántico cuento”. Con todo el corazón.

Juan Acereto Manzanilla (1930-1991) también creó un estilo propio con novedosas melodías de belleza sin igual. Su estilo interpretativo fue igualmente sobresaliente, sin duda una de las mejores voces que ha dado Yucatán.
Las apasionadas canciones de Enrique Coqui Navarro (1934) lo sitúan como uno de los preferidos entre los trovadores yucatecos. En 1958 compuso su afamada canción “Despierta Paloma”, que ha sido grabada a lo largo del tiempo por Lola Beltrán, el español Joselito, Armando Manzanero, Daniel Riolobos, Oscar Chávez, Los Montejo y La Rondalla Yucateca, entre muchos otros.

 
Algunos otros interpretes famosos de la trova yucateca: "Duendes del Mayab", Chalín Cámara, Armando Manzanero, Felipe Domínguez, Carlos Gil, trío "Los Montejo", grupo "Los Juglares", Sergio Esquivel, trío "Caminantes del Mayab", trío "Los Condes", Luis Demetrio, Jorge Buenfíl, trío "Los tres Yucatecos", Tony Espinosa, Maricarmen Pérez, grupo "Yahal Kab".
Trovadores yucatecos en la actualidad
Jorge Buenfil, considerado el heredero y continuador más importante de la trova yucateca, forma parte de un movimiento de renovación de la trova yucateca a partir del respeto absoluto a las dos reglas máximas del canon tradicional del género -letras de alta calidad literaria y una expresión musical armónica y melódica cuidadosa y de buen gusto- busca introducir cambios temáticos e interpretativos en la composición trovadoresca.
El autor dijo que estas modificaciones son normales e impuestas por la evolución misma de la vida.
      Estos cambios, así como la presencia de otros géneros musicales locales y extranjeros han modificado sustancialmente la visión del planteamiento amoroso de la trova en las letras y la música de la trova, cuyo diseño actual o moderno no puede permanecer extraño e impermeable a influencias externas.
Buenfil aseveró que en el terreno literario la trova ha registrado un importante cambio de los años cincuenta del siglo pasado a la fecha. Hoy la mayoría de sus autores escriben sus propios textos.
      La mayoría de los trovadores actuales escriben sus composiciones y aun se da el caso de un ¿verdadero fenómeno de producción letrística, como el de Angélica Bolado, que a la fecha cuenta con 340 canciones, la mayoría con la misma intención renovadora que asiste a otros grandes autores modernos como Felipe de la Cruz y Ricardo Baeza.
      A la fecha Buenfil Ávila ha escrito y musicalizado tres de las ocho canciones incluidas en Raíz y fruto de la Trova Yucateca, el proyecto de composición musical con el que ingresa al Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Llevan los siguientes títulos: “Humedades”, “De arcoiris y reflejos” y “En dónde está”.

Felipe García. Nacido en Mérida, Yucatán en mayo de 1967, desde pequeño se intereso en la música. Acudió al centro de educación musical José Jacinto Cuevas, donde conoció a Laura Moguel con quien conformó un dueto. Felipe García es autor de la letra y música de la mayoría de sus canciones aunque no desdeña la oportunidad de musicalizar los versos de otros poetas. Felipe García crea la página web www.trovadores-yucatecos.com para promocionar la trova yucateca y hacerla llegar a todo el mundo. El es el creador del programa de televisión “Tierras de Trova”, y creador y conductor del programa radiofónico “Acuarela musical”, el cual tenía sus transmisiones en vivo desde la estación XEFC, la voz de Yucatán, desde Mérida, con la participación de tríos y trovadores yucatecos.



Armando Manzanero Canché (diciembre de 1935). Cantautor y músico mexicano. Ha escrito más de 400 canciones, de las cuales más de 50 han alcanzado fama internacional. Ha participado en numerosos programas de radio y televisión; ha grabado más de 30 discos y musicalizado numerosas películas.

Hoy se encuentran en activo más tríos e interpretes profesionales de esta música vernácula yucateca que nunca en la historia, a pesar de que la cantidad de autores de este género ha disminuido notablemente. A partir de mediados de los 90´s las nuevas generaciones de tríos han reincorporado el tololoche, contrabajo o guitarra baja, tratando de rescatar el sonido rítmico yucateco. La trova esta más viva que nunca y basta darse una vuelta por la Gran Plaza o Jardín Central, de Mérida, para darse cuenta que hay infinidad de grupos esperando la llegada de algún romántico, que los contrate para una serenata.














CONCLUSION
La trova yucateca capta el carácter y sentimiento de su pueblo, siempre con alabanza poética por el amor, y ha mantenido hasta hoy su esencia, su sentir provincial con armoniosa musicalidad. Esta forma musical y tradicional que representa este pueblo también simboliza nuestras raíces y por ese hecho creo que es muy importante apoyar esa tradición para poder seguir disfrutando de sus románticas melodías.

 

          REFERENCIAS
Josue Suemba, músico trovador de Guadalajara

ANEXOS


4 comentarios:

  1. Hola soy yucateco y me da gusto saber que difunden esta musica, existe una antologia de musica yucateca que consta de 4 discos. consiguanla no se arrepentiran

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  2. Leopoldo Fernández Mtz.19 de abril de 2011, 10:40

    Me da un enorme gusto saber que se está prmoviendo la bella música de la Trova Yucateca y que se estudia los orígenes de esta y su poesía. Todavía en la ciudad de Monterrey se está difundiendo la trova con mucha pasión.
    Les invito a que vean y escuchen la forma original de como se tocaba y se cantaba la verdadera trova antigua. www.youtube.com/jgopper Canción en particular: Un rayito de sol. Jorge González Kipper, Carlos Ruiz y leopoldo Fernández Mtz. primera voz. Afectuoso saludo a ustedes.

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  3. Los EMBAJADORES EN CONCIERTO les invita a ver uno de los temas de la trova yucateca en video, concierto presentado en Octubre del año pasado.
    http://youtu.be/zAV9vJ9nDS8
    Saludos.

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  4. Los Amigos de la Trova Yucateca presidida por el Ing. Roberto MacSwiney Salgado en la ciudad de Mérida tiene en Monterrey una delegación que hace veinte años se reune y mensualmente difunde la trova antigua de Yucatán y del Caribe.
    En este enlace el Dueto Peninsular nos interpreta del gran compositor Pepe Domínguez su canción Beso Asesino.
    http://youtu.be/bArTjyv4Omg

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