jueves, 17 de marzo de 2011

LA MASCARA MEXICANA

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Luis Bruno Ruiz
"Historia de la Danza en México"


     Lo más importante de los antiguos mexicanos, referente a la danza es que tenían    un concepto de la misma: por ello disfrazábanse de animales que consideraban mágicos. La máscara era fundamental, pues con ella los danzantes tomaban la forma  de otro ser que estaba al servicio de sus ideas y de su religión. Haciendo un rápido análisis de las máscaras podemos decir que este objeto mexicano tiene un altísimo relieve artístico en el momento prehispánico.
     En la máscara se eternizó el gesto de tristeza, de dolor, de profunda melancolía; el gesto que pone la seriedad de la meditación filosófica y el gesto de misteriosa alegría  del antiguo indio mexicano. Se eternizó en la máscara de jade, de piedra negra, de cristal de roca, de ónix, de hueso con incrustaciones de oro y madreperlas.
     Esa máscara del dios Xipe, encontrada en la tumba siete de Monte Albán, es un rostro hondo, sumido en el pozo del subconsciente de la raza que comprendía la vida y la muerte de distinta manera, al hombre con afeites de la civilización que se abre paso con ruidos toscos de claxon.
     La máscara es muy importante para la danza de los primitivos mexicanos. Tras el gesto congelado de la máscara, el hombre puede externar sentimientos que los guardaría ocultos si llevara el rostro desnudo. La máscara es un escudo. Es el ojo de la llave de una puerta por donde se espían las situaciones calladas del mundo; pero a   la vez, sirve para liberar los secretos del alma. Además la máscara ayuda al danzarín a identificarse con el ser que imita. Este tipo de danza está definida como extra vertida. Danza aparentemente "sujeta al cuerpo";  pero detrás de la cabeza de burro, caballo, venado, coyote, lechuza o diablo, está un sujeto que lleva un mundo introvertido. Y entre más amplio sea el mundo oculto,  nacerán más fuerzas creadoras del símbolo. QUIEN USE LA MASCARA, RENUNCIA A QUE ACTUE SU YO DELANTE DE LA GENTE. En la pérdida de la persona visible, gana la danza, liberada del complejo del EGO. Cerrada la ventana del alma, que es el rostro, sólo quedan los largos, delgados y oscuros corredores de lo interno, donde el danzarín religioso encuentra al dios que ha mirado en su sueño. Efectivamente, en la región del sueño, se ubica la voz más fina del espíritu.
     Podemos hacer la siguiente reflexión al respecto: Actualmente la máscara (que pertenece al decorado), pierde su sentido metafísico, ha decrecido en mascarilla. El hombre de "cultura moderna", danza buscando placer y egolatría. El antiguo mexicano, danzaba para adorar lo divino. ¿En cuál de los dos triunfa el espíritu?.                           *     *     *
     Torquemada nos dió un informe admirable de la danza peligrosa. Es una especie de danza de la muerte, aunque por otro lado, hace comprender que el antiguo mexicano tenía la preocupación de volar, y en cierto sentido, es una demostración de la tendencia del hombre por alcanzar la libertad del pájaro, una demostración de primarias inquietudes del alma, o sea inquietudes universales.
     Los bailarines, disfrazados de pájaros extraños, se ataban con largo lazo en alto poste y daban vueltas a gran velocidad. Aún hay vestigios de este espectáculo en Papantla y Sierra de Puebla.
     En los códices Borbónico, Florentino, Mexicas y otros se describen danzas y vestuarios, que todavía esperan sean estudiados por coreógrafos, bailarines y escenógrafos, que con afán patriótico, traten de forjar obras con hondos cimientos en el pasado.
     Cierto es, que especialmente los mexicas tenían ceremonias manchadas de sangre. La religión iba unida a las danzas antes y después de los sacrificios humanos. Sin embargo, el antiguo mexicano estaba familiarizado con la muerte; no sentía ese horripilante respeto que nosotros le tenemos, porque no creemos firmemente que la muerte sea puerta de entrada a una vida superior, por más que nos declaramos cristianos.....
     Hizo muy bien la bailarina Ana Mérida, quién para forjar debidamente la coreografía del ballet Bonampak, estudio detenidamente los murales mayas. La obra se presentó  por primera vez en el teatro al aire libre de Tuxtla Gutiérrez, y sentimos que renació por un momento la estética de los bailarines mayas.
     Recordamos que, a pesar de algunos pequeños defectos, reviven las actitudes de  los danzantes que se pintaron en el año 800, en el edificio número uno de Bonampak.
     Sinceramente, creemos que la danza moderna del siglo en que vivimos por las inmensas libertades que ofrece al movimiento, le toca renacer este pasado TERRESTRE de México; un pasado lleno de signos misteriosos. Sería impropio que bailarinas de puntas europeas, danzaran las ansias del pueblo del Sol, o la palabra calcárea de Coatlicue, diosa de la muerte y de la tierra, o el ademán profundo de Xipe Tótec que caminaba  descalzo sobre la tierra, o el grito de cristal de Chac Yum, dios   del agua, sangre arterial del suelo Maya, o el silbar agudo de Ek Balam, pastor de  tigres. Los bailarines para el tema precortesiano necesitan hablar su propia lengua, aunque no negamos todo con bases sólidas de danza académica.
     Nos asalta nuevamente la figurita de barro del niño bailando que parece que nos contempla con una sonrisa un tanto burlona.
     Parece que aún nos sigue diciendo: t;¡Que lejos están de mí! Yo solo sé el secreto de mi danza. La música que estoy oyendo, es exclusivamente para mí, para mi pasado. ¡Tal vez algún día la descubran y conocerán mi danza! 

3 comentarios:

  1. bastante interesante de verdad, necesitaba la informacion para hacer una mascara en el colegio y como no tenias comentarios te escribo este porque yo tmb tengo un blogspot pero nunca nadie comentaba suerte!

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  2. MUCHAS GRACIAS, se agradece el comentario, ojalà nos dejaras la dirección de tu Nlog para ir a visitar y aprender también.....
    SALUDOS ; LAREDANZA.
    Profr.Luis Benjamin

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  3. Gracias por la info, muy interesante, cadavez aprendo algo nuevo!!!

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