viernes, 1 de julio de 2011

LA ENSEÑANZA DE LA DANZA EN EL MEXICO ANTIGUO

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MIGUEL COVARRUBIAS

Entre los aztecas, no todas las danzas eran de carácter mágico o religioso; en no todas las crónicas hay menciones de danzas de placer, y el mismo Motolinia dice que netotiliztli "quiere decir propiamente baile de regocijo con que se solazaban y tomaban placer los indios en sus propias fiestas, así como los señores y principales en sus casas y casamientos". Tal vez de netolli se deriva la palabra "mitote" que usaban los españoles para las fiestas indígenas, palabra que se ha incorporado a nuestro idioma como sinónimo de bullicio, aunque en el diccionario náhuatl de Molina de 1571 aparece la palabra mitotía para bailar y danzar. Motolinia aclara que otra palabra que emplearon los españoles para las danzas indígenas: areyto, era de origen antillano.
La organización del aprendizaje de la danza y de la música nos da una idea de su importancia dentro del mecanismo del estado; Durán cuenta que había academias especializadas de danza en los centros importantes de Tenochtitlan, Tezcoco y Tlacopan. La "Academia de la Danza" de la gran Tenochtitlan estaba ubicada "en donde son ahora los Portales de Mercaderes, junto a la cerca grande de los templos", es decir, por "El Centro Mercantil". Estas academias tenían horarios fijos que eran observados con gran puntualidad por los jóvenes alumnos, muchachos y muchachas, guiados siempre por ayos, ancianos de su mismo sexo, que los recogían en sus casas para llevarlos a la escuela, cuya principal misión era vigilar su buen comportamiento en todas ocasiones.
Los alumnos esperaban en cuartos separados para hombres y mujeres la hora de clase; los músicos empezaban a tocar en el patio, lo que servía de señal para que los muchachos salieran y escogieran pareja entre sus conocidas. Los maestros enseñaban los pasos con mucho esmero, manteniendo un orden y una disciplina asombrosos, y el alumno que se atrasaba para aprender algún paso difícil era retenido hasta que el maestro quedara satisfecho, frecuentemente hasta muy avanzada la noche.
Sahagún no da un dato más, el nombre de la escuela: Mixcoacalli, literalmente "Casa de la Vía Láctea", donde se reunían los cantantes, los músicos y los bailarines, maestros y discípulos, de México y Tlatelolco. Frecuentemente el emperador visitaba la escuela, cuando quería ver bailar u oír algunos cantos nuevos. Los nobles y señores tomaban un vivo interés en la escuela "para regir bien el reino" y cuidaban que los bailarines, músicos y cantantes estuvieran bien alimentados, bien vestidos, y que los músicos tuvieran los mejores instrumentos. Ellos mismos acudían a enseñar los pasos, participaban en las danzas y dictaban los temas de los cantares.
Durán nos dice que la escuela tenía su dios, una estatua de piedra que por su descripción es indudable que se trata del famoso Xochipilli del Museo Nacional de Antropología. Durán lo describe con los brazos extendidos en posición de danza, con las manos agujeradas para colocarle ramos de flores y plumas preciosas. Tenía su nicho especial, pero a veces se le bajaba al patio para colocarlo junto a teponaztli.
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Xochipilli o Macuixochitl, el Apolo mexica, era el principal dios de la danza, así como de todo lo que significaba placer -de la música, del canto, de las flores, de la alegría y del amor- y constituía con su mujer Xochiquetzal la pareja divina más popular del panteón mexica. había otros dioses de la danza: Ixtliton, "El Negrito", hermano de Xochipilli, y Ueuecoyotl, "Coyote viejo", que aparece en el Códice Borbónico dirigiendo la danza, personificado por un bailarín enmascarado suntuosamente vestido. Algunas de estas deidades de la danza llevan al cuello una insignia especial, el oyoualli, en forma de coma o de uña de felino perforada al centro.
La música que acompañaba las danzas era aparentemente mucho más compleja de lo que la simplicidad de sus instrumentos sugiere, y consistía de conjuntos corales con un fondo rítmico o acompañamiento de percusiones en el que era básica la combinación del gran tambor vertical, el ueuetl, y el gong de madera con dos tonos, el teponaztli.
La música que acompañaba las danzas era aparentemente mucho más compleja de lo que la simplicidad de sus instrumentos sugiere, y consistía de conjuntos corales con un fondo rítmico o acompañamiento de percusiones en el que era básica la combinación del gran tambor vertical, el ueuetl, y el gong de madera con dos tonos, el teponaztli. Esta combinación todavía se usa en algunas fiestas indígenas especialmente en la zona Puebla-Tlaxcala, agregándole un instrumento de viento la "chirimía", especie de oboe primitivo de origen europeo. Según los cronistas los tocadores de ueuetl empezaban a tocar un ritmo lento, y bajo que iba cambiando a través de la danza, aumentado el volumen poco a poco, variando y acelerando los ritmos. El ueuetl prehispánico se tocaba, no con baquetas como se hace hoy, sino con las manos, lo que permitía obtener modulaciones más finas de la calidad del sonido. El teponaztli se tocaba con dos baquetas con un extremo amortiguado con hule, y actuaba según Motolinia, como contrabajo. Había además otras percusiones: sonajas, raspadores y carapachos de tortuga, que se usan todavía en el Istmo de Tehuantepec, y se tocan con unos cuernos de venado para producir dos tonos, una especie de teponaztli primitivo. Otros instrumentos que se usaban en las danzas eran las trompetas como las de los frescos de Bonampak, o de grandes caracoles marinos, las ocarinas y silbatos, y las flautas de carrizo, de hueso o de barro. desde las más simples a algunas dobles y cuádruples, que revelan un sentido muy complejo de la armonía. La base de la gran música para danza era hábil manejo de conjuntos corales; había cantares de guerra, de amor, de loor a los dioses y a los señores, y todos los cronistas insisten en que todas las danzas iban a compañadas de coros que asombraban a los españoles por su disciplina y perfección. Samuel Martí (Música de las Américas, Cuadernos Americanos, Año XI, Nº 4, Julio-agosto 1950) ha demostrado que la música prehispánica tenía un sentido muy desarrollado del ritmo, melodía, armonía, de los matices y la modulación.
En todo el mundo la danza aparece desde los principios de la cultura humana y es natural que en México se manifiesta aún en las culturas más antiguas. Existen interesantes representaciones de danzantes desde las épocas más remotas que conocemos. En Tlatilco, perteneciente ala cultura preclásica o "arcaica" del Valle de México, fechada hacia 140 A. C., hay innumerables figurillas de barro de bailarines con máscaras, sonajas en las manos y lo que parecen ser cascabeles que les cubren la piernas que sugieren las tenabares de los yanquis; hay bailarinas gordas, con los brazos y la cabeza descoyuntadas en posturas violentas y con faldillas de fibra como las de las bailarinas de Polinesia, algunas con grandes resplandores atados a la espalda. De Colima, tal vez de la época "arcaica", hay grupos de figuritas de barro que representan danzas circulares de hombres y mujeres alternados abrazándose, que bailaban el círculo alrededor de los músicos que tocan sonajas y golpean el suelo con unos palos.
http://www.geocities.ws/rvelaz.geo/bonampak/lek.html
Los Mayas nos dejaron muchas representaciones de bailarines, pintadas en murales, modeladas en barro, o talladas en piedra en bajorelieve en las estelas. Bien conocidas son las escenas de danzas con disfraces de animales: cangrejos, iguanas y lagartos y el gran ballet en las escaleras de un templo con bailarines fastuosamente vestidos de los frescos de Bonampak. La estela 9 de Oxkintok en Yucatán, muestra un par de bailarines, uno de ellos, un viejo en una postura típica de las danzas de Indochina. Hay figurillas de barro en el Museo Nacional de Guatemala, y el fragmento de Jaina, Campeche, reproducido aquí en posturas elegantes también sugestivas de las danzas de Cambodia y Siam. Las famosas "cabecitas sonrientes" de Veracruz pertenecen a figuras de barro huecas que representan adolescentes en posturas de danza, con los brazos en alto y manos extendidas, a veces llevando sonajas. Hay muchas representaciones de danzas en los Códices, principalmente en los mexicas, el Códice Borbónico es una verdadera mina de información sobre los trajes y danzas ceremoniales de Tenochtitlan.

MIGUEL COVARRUBIAS
HISTORIA DE LA DANZA EN MEXICO
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