lunes, 1 de junio de 2020

LA FIESTA DE XILONEN

Danza a Xilonen
RECOPILADO POR: 
ADRIANA ARELLANO VALDEZ

Xilonen significa “matriz de jilote” que tiene relación con las mazorcas jóvenes de maíz, así como “la que vivió como el jilote” que quiere decir conservandose virgen, lo que nos dice que Xilonen sería a la vez, “virgen y madre del maíz.
Xilonen es el equivalente de Chicomecóatl, en náhuatl "Siete-serpiente", la diosa mexica de la subsistencia en especial del maíz, principal patrona de la vegetación y, por extensión, diosa también de la fertilidad.
Xilonen también tiene como significado "La peluda", refiriéndose a las barbas del maíz en vaina, así como “la que permaneció doncella y sin pecado” se la consideraba "Joven Madre del maíz tierno" o jilote, así era protectora de una de las fases del ciclo del maíz. Xilonen también podía ser llamada Centeocíhatl.
Los ritos a Xilonen son en las fiestas de Huey Tecuilhuitl, que significa la gran fiesta de los señores”, llamada así, porque los señores ofrecían regalos y festines a la plebe para dar gracias por el nuevo maíz, realizado para la fiesta del octavo mes del calendario azteca, llamados cada uno de estos meses veintena, por el hecho de tener 20 días, según la fuente de Ritos Aztecas de Michel Graulich es en la séptima veintena, según el Centro de Estudios Antropológicos, Científicos, Artísticos, Tradicionales y Lingüísticos "Ce-Acatl", A. C. asi como wikipedia lo mencionan como la octava veintena, que abarca del 4 de julio al 23 de julio.
Veinte días antes de esta fiesta compraban una esclava virgen y la purificaban vistiéndole de la misma manera que la piedra que representa a la diosa, toda de blanco para honrarla y buen tratamiento, como si la diosa viviese. Llevando a la esclava de boda en boda y de banquete en banquete, llevándola a los mercados, siempre representándole con regocijo contento. De noche dormía en una jaula. Tomaba la esclava el nombre de Xilonen.
En la víspera de su muerte, ejecutaba el rito llamado “entrada en la arena”. Estaba vestida de rojo y llevaba el tocado de la “casa de papel”, sobre el pecho llevaba un disco de oro, en una mano sostenía un escudo y en la otra un “bastón de sonajas”. Durante la noche velaba y cantaba. En la mañana, el día del sacrificio, la décima jornada de la veintena, se llevaba a cabo una danza solemne. Xilonen y las sacerdotisas que la rodeaban danzaban y cantaban al son del teponaztli, que era una especie de tambor horizontal de madera con rendijas y lengüetas; en la de abajo se sujetaba, para la ocasión, una jícara (atecómatl). Estaban adornadas con coronas y guirnaldas de clavelones. Por su parte, los hombres valientes y los jóvenes bailaban serpenteando alrededor del grupo de Xilonen. Teñían en la mano palos de maíz (cintopilli), denominados “pendones de pájaros” (totopánitl).
Unos sacerdotes tocaban diversos instrumentos de viento. Cuando el grupo llegaba al templo de Cintéotl, el sacrificador, quien llevaba la insignia de los huixtotin, agitaba el “palo de sonajas de niebla” (ayauhchicahuaztli) delante de la victima. A sus pies se esparcía “hierba de nubes” (yiauhtli). Después, Xilonen subía al templo. Un sacerdote la cargaba sobre su espalda. La decapitaban con un cuchillo de oro. En seguida le arrancaban el corazón y lo ofrecían al sol antes de depositarlo en un recipiente azul.
Entonces comían de nuevo jilotes de pan de jilote, cañas de jilote y bledos cosidos. “una vez más era posible oler los cempoalxóchitl y la flor de tabaco (yexóchitl). Se ofrecían pasteles de maíz a los dioses. Mujeres de todas las edades se ponían a danzar y los viejos estaban autorizados a beber pulque.
Este rito simbolizaba las bodas de la víctima, pues las jóvenes esposas solían ser transportadas sobre la espalda a la cámara nupcial. Fecundarla era permitir que el maíz germinara. Pero hacia falta el agua. Al esparcir el yiauhtli, creaban las nubes; al soplar en los instrumentos musicales,
Enviaban el viento; el ruido del “palo de sonajas de niebla” imitaba el sonido de la lluvia al caer.
Si los hombres que danzaban serpenteando alrededor del grupo de las mujeres floridas tenían “pendones de pájaros”, tal vez era porque personificaban a los guerreros muertos, quienes convertidos en pájaros de la tarde, libaban y fecundaban las flores, que seguramente simbolizaban la fecundación de la diosa.
El rito de la entrada en la arena, muestra que se encontraban en el origen de los tiempos, y que Huey Tecuíhuitl prefiguraba el inicio cercano del año nuevo.
La arena era un lugar real, el rito consistía probablemente en hollarla. Al hacer entrar a las victimas a la arena, simbolizaban que estaban prontas a penetrar en el Tlalocan. A este respecto, resulta interesante señalar que el rito era ejecutado solo por las víctimas bañadas que representaban a los dioses, y nunca por prisioneros de guerra, cuyo “mas allá” particular era la Casa del Sol
En esta veintena este rito cobraba una importancia especial. En lugar de poner el pie sobre un montón de arena situado delante del templo, Xilonen iba a cuatro lugares arenosos a la orilla de la laguna: Xoloco, Tetamazolco, Atenchicalcan y Necoquixecan, y cada uno de estos lugares se encontraba en uno de los puntos cardinales, a las cuatro esquinas del mundo donde se encontraban los cargadores del cielo. Los cuatro lugares estaban explícitamente asociados, en el ritual, a los cuatro signos de cargadores del año, caña, pedernal, casa y conejo.
Se decía que la personificadora sostenía estos signos y velaba porque sucedieran, esto quiere decir que ella se encargaba de que el año nuevo pudiera comenzar, simbólicamente era “el principio de los tiempos”.
El rito cuenta que después del sacrificio de la personificadora de Xilonen, los señores ejecutaban una danza solemne en compañía de muchachas, las cuales estaban adornadas con guirnaldas de rosas. Después iban a ofrecer las flores a los dioses, en realidad no es seguro de que tipo de flores estaban hechas las guirnaldas, ya que en una parte del relato dicen que de clavelones y en la otra se dice que de rosas.
Los jóvenes solteros corrían para coger estas flores, los cuatro primeros eran considerados como vencedores.
Se esforzaban por identificar a las jóvenes que habían vestido las guirnaldas, sobre la cual fundaban malicia y superstición torpe”.
Los jóvenes que toman las flores son fecundadores en potencia, y las flores se convierten, al igual que las jóvenes que las llevan, en objeto de propósitos silenciosos. Las flores simbolizaban el sexo de la mujer y la menstruación, símbolo de fecundidad.
Las flores que atrapaban los jóvenes solteros debieron ser parecidas a las flores de Tamoachan, de las cuales se decía que la persona que las tocaba sería “dichoso y fiel enamorado”.
Tamoachan, es una especie de paraíso, en el centro de los siete rumbos del universo y por encima de los trece cielos. El lugar estaba lleno de ríos, fuentes y árboles mágicos. Uno de esos árboles tenía la propiedad de generar sentimientos muy intensos, a cualquiera que tomara de sus frutos, pero no solo eso, sino que también representaba el equilibrio de las emociones de los dioses y sus deseos. “Flor de Quetzal” cuidaba de los hombres desde su paraíso, mientras hilaba lazos que unían de forma invisible a los dioses con los hombres y a los hombres con las mujeres. Sin embargo ella era una esposa ignorada de la lluvia, que no soportaba ni perderla ni que nadie se le acercara. Por esta razón, mientras hilaba siempre estaba protegida por unos enanos, sirvientes de la lluvia. Este lugar es el equivalente al paraíso de Adan y Eva y es en Temoachan donde tiene lugar el pecado original.



Bibliografía
Fiestas de los pueblos indígenas. Ritos aztecas. Las fiestas de las veintenas. Michel Graulich. Instituto nacional indigenista.
http://en.wikipedia.org/wiki/Aztec_religion

http://www.laneta.apc.org/ceacatl/Ag03.htm

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