domingo, 25 de marzo de 2012

RESEÑAS DEL JARABE


EL presente escrito es un estracto de un trabajo de recopilación elaborado por 

ERIKA IVETTE ARMAS JUAREZ

Quién el próximo Jueves presenta su examen de Titulación de la 
LICENCIATURA EN ARTES ESCÉNICAS PARA LA EXPRESIÓN DANCÍSTICA

Nuestros mejores deseos por que logres este importante logro Educativo.

El jarabe, llamado también “baile de cortejo”, se popularizo tanto, que fue declarado baile nacional.
     1.- La razón por la que se llama jarabe al estilo, es relativo a la dulzura de la pareja o a la mescla de elementos que la componen. Pues la palabra jarabe, tiene su etimología del árabe: “xarab” que significa mescla de hierbas.  
    2.- Originalmente los jarabes tenían letra y se mantuvo en boga por todo México hasta 1939 primordialmente en la ciudad de México.   Los jarabes son la mayor expresión regional de los estados del centro del país.
3.- Las danzas zapateadas, como la seguidilla, el fandango y similares estaban muy lejos de ser bailes cortesanos, por lo cual juzgamos que en nuestro medio, fue esta forma del sarao la predecesora del jarabe.
4.- Durante la guerra del 47 contra el invasor yanqui, también los aires del jarabe daban nuevos bríos y renovaban las fuerzas de nuestros soldados. En la intervención francesa, eran las mismas melodías las que empujaban a los héroes a grandes proezas; y en la revolución de 1910 eran los acentos populares los que levantaban el entusiasmo y enardecían los ánimos de los rebeldes combatientes.
5.- En la novena década, es de Querétaro de donde se denuncia un son que debemos incluir en el jarabe; lo llamaban “Las bendiciones” y era bailado por dos mujeres con zapateos, giros y figuras que en su descripción coinciden con algunos del jarabe.
6.- La mayoría de los sones se bailaban entre dos mujeres, y en esta segunda mitad y particularmente desde la séptima década del siglo XVIII, los religiosos empiezan a poner reparos en la ejecución entre un hombre y una mujer, hecho esporádico y raro al principio, pero que sucedía de tarde en tarde y que cobraba fuerza conforme pasaba el tiempo, hasta adquirir naturaleza y hacer que se perdiera el recuerdo de su antigua forma.
7.- Ya para finalizar el siglo, aparecen al lado del Pan de Jarabe otros sones bailados en el mismo estilo: Llovisnita, Paterita, Chimizclanes, Perejiles, Currimpampli, etc., y muchos de ellos se incluían en los programas de las funciones diarias del Coliseo de México.
8.- Llegando al siglo XIX aparece un jarabe que se ha hecho famoso, El Jarabe Gatuno, por haber sido objeto de prohibición de parte de las autoridades civiles, religiosas e inquisitoriales, en edictos firmados por el virrey, el arzobispo y los inquisidores mayores, respectivamente. Por la descripción que de sus movimientos y evoluciones hacen los expresados documentos, se piensa inmediatamente en las danzas de origen africano, y no sería remoto si algún día aparece su música que se descubra alguna influencia negra, ya que este elemento fue de gran importancia social en la época que nos ocupa.
El Jarabe Gatuno, que parecía incluir cierta coreografía en la que la pareja danzante debía imitar los movimientos de un par de gatos apareándose. Esto podría explicar el por qué las autoridades eclesiásticas lo proscribieran, sin embargo, con el paso del tiempo, este jarabe fue convirtiéndose en un elemento de identificación popular, y no fue raro que entre los grupos insurgentes de los primeros movimientos independistas se insistiera en su interpretación.
 
9.- El jarabe se vuelve una de las canciones guerreras de los insurgentes (1813); y  transcurre un silencio hasta el año de 1839, sin que las investigaciones encontraran cita alguna de este canto vernáculo; cuando Calderón de la Barca, acompañaba a sus cartas las melodías del Jarabe Palomo, el aforrado, los enanos y menciona el canelo, el zapatero y alguno más que no recuerda nuestra memoria, publicados en Nueva York en 1843; con las circunstancias de que ya entonces se bailaba en las canoas del paseo de Santa Anita, en célebre Paseo de Tiempos remotos; Y vuelven a mencionarse por Zamacois en sus versos “ un baile leperocrático”, publicados en el calendario impolítico para 1853, que reprodujo en “El Jarabe” (1861) y anónimo en el artículo “La china” de “Los mexicanos pintados por sí mismos”, reeditado en el “Calendario universal para el año de 1858”; En la ópera cómica de Barrilli estrenada en 1859, y en “ El libro de mis recuerdos”, de García Cubas que, aunque publicado en 1904., Se refiere a la segunda mitad del siglo XIX, aludiéndose en todos ellos a los cantos que acompañaban al baile.
 

    10.- Durante el imperio de Maximiliano se le da Importancia a la canción mexicana del pueblo, y se hicieron muchos arreglos de los aires populares, lo cual viene a repercutir en cuanto a la impresión de las melodías, esto es, sin modificaciones esenciales, ya que por que no se tomara en cuenta la producida por los músicos del pueblo, de una riqueza contrapuntística intuitiva.
Después, por 1905, Castro Padilla hace la selección de los nueve aires del jarabe oficial, y Felipa López, maestra tapatía de baile la de los pasos del mismo, procediendo ambos sin apegarse a la tradición y que es más haciendo a un lado el buen gusto; a lo cual sin hacer alguna alusión, responde José de J. Martínez con su verdadero jarabe tapatío publicado en 1913 Por Enrique Munguía, obra integrada por varios bailes populares de Jalisco y formada según es tradición en aquella región.
Y llega el año de 1921, en el cual la secretaría de educación pública, siendo ministro el Lic. José Vasconcelos, por medio del departamento llamado de cultura estética, dio gran impulso a las artes coreográficas, enseñándose el jarabe en las escuelas públicas de la Federación, al lado de otras danzas, tomando como modelo la selección de pasos y sones ya indicada. Como quiera que así fue, se preparo a trescientas parejas por primera vez en un gran conjunto se veían reunidas; a la orilla del lago y bajo las fondas de los ahuhetes milenarios de Chapultepec, se desarrollo el espectáculo inusitado, en presencia de millares de personas de todos los ámbitos del país, vencidas con motivo de las fiestas del Centenario de la independencia.
De entonces a la fecha, en repetidas ocasiones, hemos visto esos grandes conjuntos, los cuales, en honor a la verdad, no levantan esa oleada de entusiasmo frenético que despierta una sola pareja, pese a las buenas intenciones de los organizadores; y para desgracia de la tradición, cada día se va extendiendo más esa forma fría y rígida que adquiere al ser bailado por parejas que no tienen nociones de la intención y del sentimiento que siempre ponen los verdaderos bailadores del jarabe; así se va haciendo mecánico, cuando su espíritu es de libertad dinámica y emocional; y con ello asistimos a la decadencia, a la bancarrota del inconmensurable valor de la danza nacional por excelencia.

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